El murmullo una signatura en el cuerpo (La Inspiración).
III- El murmullo una signatura
en el cuerpo (La Inspiración).
(Tercera
parte del ensayo al poemario “Murmullos” de R. Cura.).-
“Cuerpo”
aparece
en la serie poética como un punto de quiebre que pareciera en la superficie un
murmullo procaz, desvergonzado, explícito. Sin embargo, desde su aparición
ofrece la posibilidad de sumergirse en una cuestión más profunda: la
inspiración. ¿De dónde viene eso que llamamos inspiración? ¿Cómo la
compartimos? ¿Qué evidencias y señales deja en la persona que fue tocada por “La Musa”? ¿Cuándo nos abandona la inspiración? ¿Por
qué se va la inspiración?
Queda claro que en “Cuerpo” la inspiración vino de la mano
del erotismo y la búsqueda de alternativas creativas con el otro de carne y
hueso. La inspiración se bañó en esa fuente inagotable de imágenes que sacude la emoción carnal
del espectador.
En los versos de “Cuerpo” el dibujo produce un universo
del uso de los cuerpos y remite a una cuestión básica y
elemental: la unión sexual que lubrica la maquinaria de la inspiración,
pareciera que surge como una laboriosidad del poeta perseguido que trata de
escapar de la autoridad y de la corrección política. “Cuerpo” expone de forma tenaz el relacionamiento
sexual. Uno es esclavo del otro y el otro es esclavo de uno.
El bailarín que en otro
momento estaba en puntas de pie, haciendo un equilibrio maravilloso, dejó atrás
la inflexión, su movimiento ya no es espectral, es historia, y la medida ya es
una desmedida cuando la cavidad se llena y se para la gloria del espectáculo y
se cae en el abismo. Pero su pareja lo salva con amor. Y la inspiración que
polarizaba en las emociones de placer, depravación y explicitud ajustó la
clavija de la cuerda buscando la armonía perfecta para re-polarizar en una
sensación de huida de ese lugar traicionando a la carne y al uso explícito del
cuerpo del otro.
Como un criminal en la escena del delito la inspiración deja la
evidencia de haber estado ahí. La signatura de la inspiración: “Mis dedos se clavaron/ en tus glúteos
reforzados/ mis piernas se enredaron/ a las suyas contorneadas.”. Y las
líneas que siguen son mecánicas, con la huida de la inspiración. Recién en la
posesión de las almas la inspiración parece querer volver. ¿Cómo hubiera sido
expresada esa posesión del alma en un cuerpo que ya fue invadido? ¿Hubiera
hablado en lenguas extrañas? ¿La blasfemia se hubiera apoderado de la cama?
¿Los besos hubieran sido tantos en los labios que hasta la boca de ella se
hubiera puesto celosa? ¿Y si ella suspira profundamente es porque finge que sueña…? ¿Suspiró por compromiso, o traiciono a ese primer amor que no le enseñó a suspirar, o por el dolor de haber envidiado
el suspiro de su amiga? Estas incógnitas surgen de haber recibido el toque de la inspiración pero que quizá faltaron explorar en ese segundo de vida plena en que ella disfruta o finge que disfruta. Faltó ir a fondo en el proceso de de-sensorialización.
Todas estas preguntas surgen
como punto de encuentro entre la inspiración y su abandono, cuando el poema es
mecánico al haber perdido eso que llamamos “La
Musa” y centrarse en narrar eso de lo que dos amantes hacen experiencia
hasta el fondo en el ámbito de la intimidad. La inspiración durante todo el
poema buscó un sustantivo concreto y sólo encontró un: “…glúteo reforzado…”, o una “…nube
de algodón…”.
La inspiración es materia de
ejercitación y se la puede dosificar o administrar en un espacio que calcula la
persuasión del público. Pero en “Cuerpo”
parecía querer repetir todo de forma no administrada, la inspiración viene de
nuevo al poema y fueron como esos amantes que se despiden al amanecer en el
asiento del vehículo, ya no queda nada, pero los besos siguen como si nada
hubiera ocurrido, porque muchas cosas que pasaron y no se podían más que decirlas
con bombos y platillos surgen palabras de alivio y de recuerdo para lo que casi
fue un silencio turbado y más que turbado, un indecible con un juego quebrado
porque las letras con su manera procaz le ganó a la imagen. Sin embargo, estas letras en la suma global dan cuenta del contexto amoroso en el que se vive el uso de los cuerpos.
La inspiración del murmullo en “Cuerpo” se convierte en una marca sin tregua, sin piedad, una
signatura que provoca al espectador, y deja una marca al recrear el indecible de
pueblo que se guarda por compasión al prójimo, pero que en las letras todo se
dijo y nada se guardó. Se dice el pecado pero no el pecador: en este caso se
conoce a uno de los pecadores, sin que del otro consorte se tenga más noticia que
el “…glúteo reforzado…”.
“Cuerpo” es una signatura
dentro de “Murmullos” que hace de la
experiencia del uso de los cuerpos una reproducción de la inspiración no
administrada con el aluvión de la poética que toma la propiedad de la razón.
La autoridad del político
impone cómo deben ser las cosas y manda a perseguir al poeta que tiene como
única defensa su pluma, un papel, y su pensamiento: la poesía. Las mariposas
murmullan, aletean cerca del fuego del pensar y transforman al poeta en un
guerrero que escalda su poesía en tinta caliente y ella traza un dibujo que se
defiende del abuso de la autoridad del político. En el calor del combate el
escribiente guerrero se convierte en un poeta escaldado y la autoridad del
político perseguidor de la dignidad humana de la otra persona en la cama se
empequeñece y pareciera que le crece la nariz como a la marioneta de madera:
pinocho.
El escribiente es un dos en
uno; por un lado, es un político que decide hasta dónde desea que llegue el
camino y cuáles son los puntos que es necesario unir; por otro lado, el poeta,
es el ingeniero que decide la armonía y la belleza de la obra, su economía, su
eficiencia, su resistencia. Y el escribiente es una unidad cuando habla el lenguaje de la inspiración. De este modo, nos damos cuenta que en “Cuerpo” el escribiente cuenta con
aquellas dos características: político y poeta; ambos tienen su denominador común: la inspiración.





0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal