Las mariposas de fuego y el vuelo al pensamiento (Ensayo al poemario “Murmullos” de R. Cura.).
** Primera parte del ensayo Las mariposas de fuego y el vuelo del pensamiento.
I. Mariposas de Fuego:
A mis manos llegan “Murmullos” casi por obra del destino. Una invitación a pensar desde el punto de fuga de la poesía de Ramón Cura: tan próximo como compañero, amigo, referente de mil batallas, pero tan lejano como el testigo documentado, archivo parlante, disco rígido codificado con una clave indescifrable.
La lectura de sus versos libres, fuera de métrica, profunda en el pensamiento es un ejemplar vivo del calor y del color de la tierra colorada. Lleno de amor y de curiosidad por el descubrimiento del código secreto que guía el pensamiento del escritor emprendí el viaje exótico y volé en latitudes poéticas eternas. Sus letras: un pensamiento del pensamiento, una poesía de la poética, una estrella en el cielo, una pluma natural entre millones de plumajes técnicos, el nombre de lo nombrado mil veces en razón de la memoria y de la lucha.
El espíritu del poeta poseyó
el cuerpo de un hombre de acción. Y como las mariposas que se acercan a las
llamas las alas del pensamiento se transforman, poco a poco, con el paso de los
poemas en las páginas del poemario.
La Musa viene quién sabe de
qué indómito rincón dejando la prosa de lado para hacer experiencia hasta el fondo de una
escritura exótica. Y, como aquel que en un día de verano necesita una piscina,
me lancé a la lectura de sus letras exóticas; página tras página se hace
experiencia a fondo del “puntazo”
en una escritura caliente pero tierna, hilarante pero seria, asincrónica por la
salida de la medida, pero sincrónica en la profundidad de la sensación; fundamental
en la cosa misma del pensamiento.
Y así como las mariposas lucen
hermosas en la imagen de tapa, el pequeño tucán parece inofensivo en cada pie
de página pero trasunta la cosa misma de Misiones: la Libertad de la naturaleza,
la responsabilidad en el trabajo de la tierra, y la transformación del ser cada
vez que recrea alguna costumbre de la tierra colorada. Caricia al alma.
La letra de “Murmullos” recuerda el yaguareté que
tiñe de rojo brasa sus patas y sigue los pasos perdidos del misterio
del yasý. Es el registro de una
inteligencia colectiva en la que medió la fuerza del hornero de la suerte como
intermediación entre el pensamiento universal, la voz escrita popular, la edición y publicación de la obra.
Un cóndor pasa de previo al
poema. Disclaimer, un descargo de responsabilidad. ¿Cuánta verdad se
esconde detrás de la primera cláusula de ese descargo de responsabilidad? No
hay peor compañía que la soledad y con el paso de los años el tucán joven aprende
del compañero tucán más viejo. Y por más que el paso del tiempo siempre lineal,
irreversible y adorablemente irrepetible arrase vuelve a hacer experiencia
hasta dejarse ir al fondo del ser para poetizar en el silencio, sin expresar lo
no dicho, lo que se calla por miedo, vergüenza, o piedad en la esperanza de que
en el pueblo habrá un momento mejor para hablar. Silencio… el llamar exótico del tucán en la numeración de las páginas se apilan de manera estática...
Quizá la culpa, imprudencia o impericia del conductor que no halló el centro, no miró bien ni a derecha o izquierda, y extremó el ajuste de la cuerda con una clavija que ya estaba agobiada de mil luchas y batallas en vano. Quizá el chofer no tuvo en cuenta el “clivaje” y el coche saltó fuerte rompiendo la suspensión. Y en su vaivén alguno se golpeó la cabeza quedando un poco tonto, soñador, loco o poeta. ¡Qué importa! ¡De loco y poeta todos tenemos un poco!
El tiempo hizo que las mariposas se acerquen demasiado a las llamas y trajo consigo la salida del colectivo y la cordillera se llenó de cóndores, un corte, una quebrada, un desierto tétrico y la pluma del poeta en solitud pero no soledad, ya que estar lejos y en solitario con el murmullo de la pluma de la urraca o de un cuervo siempre activa el pensamiento. ¡Peligro, dijo el peligroso! El presagio del tucán invita a un mundo cargado de señas y contraseñas, algunas que quedan no dichas y misteriosas otras que se expresan explícitamente con el calor y la humedad de una lluvia de verano recordando esa tierra roja: una siesta misteriosa, un cuervo negro picudo, un tucán comiendo de la pasionaria, una hermosa y pequeña urraca tomando el agua de un charco.
La suerte está en la acción,
la palabra es acción, y de ella deviene el pensamiento. No hay pensamientos (plural)
que sean peligrosos, sino que lo que ´es´
peligroso es el pensamiento (singular).
En la solitud del pensamiento y
en su murmullo se presenta un compañero peligroso, pero necesario, que invita a
recordar y tener memoria con información y formación de juicio, ya que activar
el pensamiento es activar el vuelo de la mariposa cerca de las llamas, y en su
devenir está la suerte del hombre de acción.
Murmullar: de la palabra y su acción
deriva un nuevo accionar, una transformación, un recuerdo mítico acorde al
tiempo vivido que enseña una actitud a no sobredimensionar el cielo y las
estrellas, pero tampoco a sub-dimensionar al Universo,
sino que a justi-dimensionar la vía ancha, para ubicar en la coordenada precisa a esa
mariposa que aletea en la vía láctea y evitar que el colectivo pierda más pasajeros, o tenga nuevos accidentes y que en su transformación conduzca a una
nueva forma de destino común y organizado, esperando la segunda venida del Señor
que juzgará a quienes fueron justos y a quienes fuimos injustos.








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