jueves, marzo 31, 2022

Paquitas Paisanas

Paquitas Paisanas


Interior agrícola de Argentina 2007.

Al costado del camino en una asamblea de terratenientes dueños de campos.

Una acalorada discusión por el pago de impuestos al Estado.

 

Xuxa propala rumores ante la comisión vecinal de hacendados.

Xuxa: ¡Así es señores! ¡Me dijeron que vieron al señor Castrilli recibiendo sobres en la Casa Rosada! Explicanos Castrilli, ¿cuánta plata te pagaron para que esta reunión no se haga? Está claro que tu legitimidad para ocupar la presidencia de esta comisión está agotada. No podés seguir siendo presidente porque sos un corrupto. ¿Es que no te alcanza con la enorme cantidad de hectáreas de soja que tenés que también necesitas ir con los políticos a venderte y entregar a nuestro sector? Todos sabemos que desde chiquitito te gustaron los sobres. Y ahora, ya crecidito, te gustan los sobres igual que siempre.  

Castrilli: ¡Calumnias! ¡Calumnias! Tengo testigos que dan fe que no recibí ningún sobre. Mucho menos en la Casa Rosada, porque no la conozco y nunca estuve en ese palacio de gobierno. En las reuniones que tuve con los miembros del Estado, por el tema del cobro de los impuestos, siempre estuve acompañado por otros vecinos. Además, mi conciencia está limpia, cristalina. No como la tuya Xuxa, que anduviste con botas y bailando con las paquitas.

Xuxa: ¿Con las paquitas? ¿Con botas? Niego haber sido yo. ¡Besiños, besiños!

Castrilli: Te vas a ganar la roja en la asamblea. Te conocemos Xuxa, te vimos hasta en la televisión con el bailecito del “…yo quiero ver… chindó le lé” ¿y ahora te querés arrogar las facultades de fiscalización de la moralidad de las acciones de este presidente de asamblea? Vas a tener que tomar mucha sopa para desplazarme. O vas a tener que volver a nacer.

Xuxa: ¡Es mentira! Pido a la asamblea que me apoye. Porque claramente el vecino presidente Castrilli tiene puesto el bigote de dictador y no quiere volver a trabajar a su campo. Quiere seguir viaticando para despilfarrar esos fondos en una vida careta de vinos caros y salidas nocturnas con meretrices de Puerto Madero. ¡Pido a la asamblea que le exija al presidente que se rectifique en sus dichos!

Castrilli: ¿Qué? ¿Rectificación? Está todo confirmado. Ratifico lo que te dije. Todos te vimos bailar en la televisión con botas hasta las rodillas. Era una musiquita que de chico siempre me causó gracia. Y ahora me produce rabia la frivolidad con la que revoleabas las piernas.

Xuxa: ¡Besiños, besiños Castrilli! Mociono en esta legítima asamblea para que se practique una auditoria integral e independente sobre los fondos que estuviste administrando. Porque como la asamblea conoce, hay sobrados motivos para expulsarte de la comisión. Primero, estás en el cargo hace 10 años. Segundo, no tenés intenciones de dejar la presidencia y te mandaste una cantidad de irregularidades estatutarias para mantenerte en el puesto. Tercero, no te cierra el balance. Cuarto, sos un facho dictador que andás conspirando contra todos para sacarles la tarjeta roja y expulsarlos de la comisión. ¡Exijo de la asamblea que te expulse! 

Castrilli: Son mentiras de un alma trastornada. La asamblea no considerará esos dichos y argumentos calumniosos.

Xuxa: En absoluto mis argumentos son calumniosos. No tengo motivos para bailar con botas y salir en la televisión. Pero lo que les digo son motivos reales de la actuación del señor Castrilli en la presidencia de esta comisión.

Castrilli: Tengo una conducta intachable. Los vecinos conocen mi trayectoria. Y mi fuerza de trabajo. Los vecinos me ratifican en el cargo de la presidencia de la comisión. Es en vano tu ataque calumnioso.

Xuxa: ¡Tenés que irte Castrilli!

Castrilli: ¡Imposible estoy ganando! ¡Estoy ganando! La asamblea me aclama. Castrilli comienza a saltar victorioso y la asamblea lo aplaude–

Xuxa: ¿No recuerda la asamblea que las propuestas que hizo Castrilli yo ya las había presentado con anterioridad? ¿No reconoce la asamblea la verba y oratoria fabulosa que tengo para representarla? ¿No legitima la asamblea mi prosapia y buen nombre? Todos saben de mi formación y buena familia. Soy la más indicada para representar a la asamblea. Sin embargo, continúan con este dinosaurio bigotudo. Le pido a la asamblea que tome en cuenta mi moción.

Castrilli: ¡Está vendiendo humo! ¡Mucho ruido y pocas nueces! O como decimos entre nosotros ¡Sos pura espuma!

Xuxa: La asamblea tendrá que expedirse. Seguro te van a echar como a una rata a palazo limpio.

Castrilli: Para nada. La asamblea tiene probada y comprobada mi actuación y mi gestión a lo largo de estos años. No son nada mentirosos los resultados de exenciones impositivas que logramos, en algunos casos logramos aduanas domiciliarias para que los vecinos puedan exportar sus productos directamente desde el campo sin tener que pasar por la burocracia de la administración de puertos. También los balances no se presentan porque el auditor está enfermo. Pero todos saben que estamos teniendo resultados superavitarios. Le pido a la asamblea que recuerde que hicimos historia en gestiones internacionales para colocar nuestra oleaginosa a un precio histórico; y ahora, está bien, tendremos que soportar algún embate impositivo. Pero podremos sortear la cuestión si logramos fugar al capital al exterior. Tenemos que esperar nuestro tiempo. Por ahora, la asamblea debe recordar, que es tiempo de arremangarse, ya vendrán bueno tiempos de capitalización de este sacrificio.

La asamblea enardecida aclama el discurso de Castrilli.

Xuxa: ¡Silencio! ¡Silencio! ¡Es que ustedes no entienden!

Castrilli: ¿Qué cosa no entendemos?

Xuxa: Todas tus falencias. Ya es hora que dejes la presidencia. Tus actitudes atrasan mucho tiempo. Necesitamos una mirada de futuro. No a bigotudo carcamán que no quiere largar la teta.

Castrilli: ¡Otra vez! ¡Injurias! ¡Calumnias! ¡Todas mentiras que salen de la boca de una mentirosa!

Xuxa desenvaina el facón y se lo apoya en el cuello a Castrilli.

Xuxa: Bueno, acá se termina tu historia como presidente. O renuncias o te morís acá mismo. Te voy a hacer como los mazorqueros, pero sin mazorca, te vas a refalar en tu propia sangre bigotudo.

Castrilli: ¡Hacé lo que quieras! ¡Pero sabé que la asamblea no te va a votar con esos antecedentes artísticos que tenés!

Castrilli se zafa del puñal y se corre unos pasos para tomar distancia de Xuxa

Xuxa: ¡Vení, vení! ¿O ahora tenés miedo?

Castrilli: ¿A vos te voy a tener miedo? Desde el comienzo de la asamblea me estás faltando a mi honor. Y ahora te vas a tener que defender porque alguno de los dos va a morir el día de hoy.

Xuxa: ¡Dale! ¡Dale! ¡Venga ese puñal flácido! Me contó tu mujer que sos un impotente y que encontrás placer con la peonada. ¿Y ahora me estás desafiando a duelo? Vamos a hacer que la asamblea se convierta en un circo romano donde se ve pelear a los gladiadores por la adquisición del poder. Este costado de la ruta será nuestra arena romana. Y acá se termina tu existencia.

Castrilli: ¡Dale! ¡Dale! ¡Como siempre vos con palabras rimbombantes!

Xuxa: ¡Ahora vas a ver cómo te achuro con el puñal! ¿Por qué te hacés para atrás? Echá ´pá ´delante miedoso. Vení para acá. Si te vas no te voy a poder achurar. 

Castrilli: ¡Seguridad! ¡Seguridad! Contengan a esta loca.

Xuxa: Vení para acá miedoso. Vení para acá miedoso. Vení para acá miedoso. –Mientras le sale espuma por la boca–

Castrilli: ¡Está rabiosa! ¡Está rabiosa! ¡Cuidado que no muerda! ¡Está rabiosa!

Xuxa: ¡No! ¡No! No estoy rabiosa. Mirá que ya maté a varios y hoy quiero matar a otro. Me tenés cansada.

Castrilli: ¡No me vas a poder alcanzar! ¡Soy Maradona! ¡Soy Maradona escapándome de los ingleses! –Sale disparado en veloz carrera en dirección al campo–  

Xuxa: ¡Vení para acá loco furioso! ¡Está furioso! ¡Tanta aclamación logró enloquecer a este bigotudo!

Castrilli: ¡Soy Maradona! ¡Soy un barrilete cósmico! ¡Soy como el austral en la devaluación! ¡No me vas a poder alcanzar! 

Xuxa: ¡Médicos! ¡Médicos! ¡Vengan Castrilli enloqueció!

Castrilli: ¡Marado-Marado-Marado!

Xuxa: ¡Vení para acá! ¡Vení para acá Castrilli! ¡Está bien! ¡No te vamos a expulsar, pero vení para acá!

Castrilli: No. No. No me expulsen. Renuncio. Estoy cansado de la gente como vos.

Xuxa: Bueno, calmate. Calmate, por favor, te vas a lastimar.

Castrilli: ¿Tenés miedo que me lastime? Mirá, mirá. Me voy a cortar el cogote de lado a lado.

Xuxa: ¡No! ¡No! ¡Pará loco! ¡Médicos! ¡Por favor, que vengan los médicos!

Castrilli: ¿Ahora querés el médico? ¿Después de que me quisiste liquidar a puñal limpio?

Xuxa: ¡Si no hay médicos! ¡Que vengan los enfermeros del loquero! ¡Que venga alguien a parar a este loco furioso!

Castrilli: ¡Marado-Marado-Marado!

Xuxa: Si no parás Maradona me voy a tener que cortar el brazo. Pará locura. –Xuxa se hace unos cortes en el antebrazo y salpica sangre a Castrilli–

Castrilli: ¿Qué hiciste loca? Mirá si me contagias algo.

Xuxa: Es que te tengo que parar con algo. No se me ocurrió otra cosa.

Castrilli: Seguridad. Seguridad. Controlen a esta loca. Ya no sabe qué hacer para ganar seguidores en esta asamblea.

La seguridad rodea a Xuxa.

Xuxa: ¡Paren! ¡Paren! Estoy cuerda. Al que tienen que detener es a Castrilli. ¡Él es el loco!

Castrilli: Te van a llevar Xuxa. Estás muy desequilibrada.

Xuxa: ¡Paren! ¡Paren! Que los conozco hace muchos años. Ustedes no me pueden llevar. –La seguridad duda–

Castrilli: ¡Llevenla! ¡Llevenla presa! ¿No ven que es un peligro para la continuidad de la asamblea? ¡Llevenla a los dejo sin laburo a todos!

Xuxa: Hay no me siento bien. Parece que el corte es profundo. No siento las manos.

Castrilli: Ahora. Ahora. Aprovechen para detenerla.

Xuxa: No siento las piernas. Me parece que me voy a desmayar.

Castrilli: Ahora. Enfermeros vengan. Seguridad venga.

Xuxa: No. No. El cuchillo no me lo saquen. El cuchillo es mío. Si muero quiero morir peleando. Con el cuchillo en la mano y con las botas puestas.

Castrilli: ¿Seguís con la idea de las botas de paquitas? ¿Viste? ¡Estás loca!

Xuxa: ¡Soy una paquita! ¡Soy una paquita! ¡Soy una paquita!

Castrilli: ¡Ahora! ¡Ahora! Aprovechen, póngale el chaleco de fuerza. ¡Está rabiosa! ¡Está furiosa! ¡Está demente! ¡Mándenla al instituto de salud mental!


Jorge Lucas Cabral.

jueves, febrero 10, 2022

¡Es la Justicia Porota!

¡Es la Justicia Porota!


Un hombre viejo y enfermo dormía en la calle de su país. De pronto, una mujer,  joven y bella, se acerca y le prende el colchón en el que estaba el hombre. Ella corre a toda prisa. Ríe. 
Asustado el hombre despierta. Avisado por las llamas. Está escaldado en invierno, en su habitación pública pero privada, y privada de agua, luz, y gas. 
El anciano persigue a la mujer. -¡Porota! ¡Porota!, Devolveme el colchón, grita el viejo. Porota ríe, pero a unos metros se encuentra con unos hombres de su condición. Presa. Le intiman a devolver el colchón. 
El caso es derivado a la Justicia por el caso de Porota. Ella sigue riendo. Ríe fuerte, en su país de las maravillas. Esconde sus fortunas y sus fechorías en lujosas carteras y tras vestidos oscilando entre el lujo y el duelo; ora vestidos violetas papales, ora vestidos negros azabaches.
El juez del caso del colchón apresa a Porota. ¡Es la Justicia Porota! Pero el magistrado decide soltarla por la conmoción pública. No importa su maldad o su ladrona condición. No importa si puede devolver lo que robó o no. El juez la libera porque personas como ella pueden sembrar la discordia en el país. ¡Es la Justicia Porota! 

Jorge Lucas.- 

viernes, enero 21, 2022

El quiquiriquí de la timba clandestina

El quiquiriquí de la timba clandestina




Territorio Nacional de Misiones, cerca de las ruinas de la Compañía de Jesús. Época previa a la provincialización de las Misiones. Interventor Federal francés. La Policía brava.

En aquella época se trataba de erradicar el juego clandestino. Celosa del cumplimiento de la orden la Policía investigaba todo episodio relacionado a la timba, en particular a las riñas de gallos, porque un garito implicaba mucha plata negra yendo y viniendo, uno o dos apuñalamientos por semana y hacinamiento de rufianes y gente de dudosa vida. La autoridad veía pasar la moneda, sin tocar un centavo, y para más, debía intervenir si un apostador resultaba achurado.  

En la costa del Paraná el comisario de la localidad tomó conocimiento que durante aquella lejana noche húmeda próxima al carnaval se disputaba una reunión de timba clandestina: gallitos en riña, tahúres compulsivos a todo o nada y mal entretenidos de toda clase de calaña se darían cita para jugarse pleno en el pase, tute, riña de gallos y otras suertes. La seguridad pública y de la recaudación estatal estaban amenazadas.

Hombre de acción el comisario tomó cartas en el asunto e instruyó al personal de la dependencia para desbaratar el encuentro furtivo. Casi sin tiempo ordenó una comisión policial. Con lo que tenía: un joven oficial, dos agentes rasos, y dos suboficiales bravos y experimentados, pero amañados y, también conocedores del paño. Aquella comisión se constituyó en el lugar de la timba clandestina a constatar el domicilio.

No hubo sorpresa para la policía. El dato era verdadero. Un farol rompía la oscuridad de la noche. Azabache. El oficial jefe de la comisión revolea un primer sablazo al farol y algunos otros a repartir en el lomo de los curiosos, y sorprendidos, quienes salieron disparados como flechas de guaraníes. Los apostadores fuertes se quedaron cerca de sus posturas, no querían perder su dinero. Plantados.

La mesa de dinero estaba cubierta con una frazada, ordinaria y obscena, y ella sostenía las posturas como rudimentario paño que era un vómito de valores: relojes, anillos, dinero, y hasta la tanga de una rapaciña. También sobre la frazada había botellas de caña y cigarrillo en chala. La rapaciña huye del oscuro bajándose la pollera, con pasos apresurados, y mejillas húmedas y calientes. Mezcla de caña y apretujones contra una palmera pindó. La perrada aúlla caliente, pero no tanto como la frazada, los apostadores, la rapaciña y la recién llegada comisión policial. Escaldados.

El oficial pide que se presente el encargado del lugar. Nadie responde. Silencio pindó guazú en la costa del Paraná. El ambiente estaba cargado y la perrada mutis. Los mosquitos no querían decir esta boca es mía. Rompiendo el silencio una riña de gallos jadeaba en un corral improvisado junto a la mesa con el paño improvisado y sus valores. Los gallos ni se animaron a cacarear ¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí!

Sigue la acción y el oficial jefe de la comisión solicita a uno de sus camaradas que incauten a los animales y los lleven a la comisaría como parte de las evidencias para las posteriores actuaciones. Dos subalternos jóvenes acatan la orden y se pierden en el silencio de la noche con los animales bajo el brazo. Impávidos los gallitos perdieron las miradas en su coliseo y con las púas de sus patitas esposadas. Los policías más viejos y sus patitas de gallo se quedan cerca del jefe de la comisión. Algunos de los tahúres continuaban junto a la mesa sin emitir sonido. Silentes. Ojos de espolón viendo cómo se iban los curiosos y ya no quedaba ni el aroma al tacto de las rapaciñas.

El oficial se estira el uniforme, tensa su correaje de cuero marrón cruzado del pecho, asegura el sable y dispara enérgico a viva voz:

-          ¡Por edicto policial esta reunión social debe concluir en este momento! Efectos de la infracción incautados y a disposición de la superioridad en la dependencia. Los presentes se retiran.

Se opone el cacique Geniolito de metro ochenta, firme junto a la frazada, y responde:

-          ¿Y qué pasa si yo no quiero? Esta postura todavía no se resolvió y la pirápiré de la frazada es mía.

El oficial hace un gesto con la cabeza a sus otros dos camaradas más experimentados. Y en el mismo acto los policías revolean sablazos al farol, y más planazos contra el lomo de otros desprevenidos que se escondían detrás del cacique, quienes se asustan y huyen entre la vegetación. Los policías les dan seguimiento, se pierden en la noche y quedan mano a mano el cacique rebelde y el oficial. Son iluminados por el vaivén de la pobre iluminación del farol. Riña.   

El duelo entre el oficial y el cacique es mano a mano. El representante guaraní es reducido por el oficial por su ventaja de sobriedad y destreza, ayudado por el correaje de la autoridad. Y aprovechando que un camarada regresa del monte, entre ambos, esposan a Geniolito que esa noche duerme con los gallos de riña en el calabozo de la dependencia a la espera del amanecer y la llegada del comisario.

La comisión policial descansa con los bolsillos tranquilos y con parte del producido de las posturas de la frazada. El oficial jefe se acuesta en el catre de la dependencia, cual apuesta clandestina, calientito sobre la frazada. Y el cacique Geniolito fue despertado del sueño de su borrachera al par de unas horas. Rompen destellos de Sol en la costa del Paraná. Los compañeros de celda del cacique avisan un nuevo día: ¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí! Alba.

 

Jorge Lucas Cabral.

domingo, noviembre 13, 2011

La noche de los gurúes

Publicado en el diario El Territorio SAICyF de Posadas, Misiones. Página 18.

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Sábado 12 Noviembre de 2011



La noche de los gurúes se trató de la sumisión de las políticas Estado a manos de la economía e inició en Argentina con "el rodrigazo", ocurrido en junio de 1975, con el nombramiento de Celestino Rodrigo en el Ministerio de Economía de la Nación. Rodrigo estuvo un mes en esa cartera y su política propuso un mega-ajuste devaluatorio. La tónica: ajustar cinturones. La intensa noche de gurúes, con el tiempo, supo de episodios trágicos durante el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983); vio hiperinflación; provocó privatizaciones de empresas estatales argumentadas por el principio de eficacia económica; indujo al retiro voluntario de miles de empleados del Estado, muchos de ellos ahogados, a la postre, en el ancho mar del olvido de los desocupados; se enteró de devaluaciones, marginación social, aumento de la brecha entre los que más y menos tienen; hasta que la madrugada de esa noche tecnócrata explotó en las manos del gobierno del presidente De La Rúa y las manchó de sangre con la muerte de 21 personas en Plaza de Mayo.En 2002, esa despiadada noche festejó en el Congreso el default de la deuda. Todo ocurrió bajo la dirección de un modelo, al calor del neoliberalismo. Los gurúes urdieron un plan de ejercicio irresponsable de la libertad por la sed de lucro. La mirada peyorativa de la participación del Estado en la economía desechó la idea de bien común, justicia social y de un Estado garante de los derechos naturales de sus ciudadanos, basamento de los derechos humanos. Con la revalorización financiera consolidada en los noventa por la especulación en el mercado de capitales, los gurúes ganaron el primer plano en la economía y fueron representados por lo peor de la codicia dantesca; así descorcharon su mejor y más caro champán para festejar entre otras cosas la fuga frenética de capitales. La dimensión histórica de la problemática refiere que el Estado debió tomar las riendas de la economía como un imperativo moral toda vez que tuvo que figurarse el resultado eventual: crecimiento de la pobreza y marginalidad.Así el Estado reasumió en 2003 el rol director de la economía, siendo el policía o gendarme protector de la libertad y de los bienes de todos, incluso de los agentes económicos, pero disconforme el liberalismo cuestionó el cómo y con sus argucias acusó al Estado de totalitarista. El tópico del choque entre la economía y el Estado se resuelve con una precisa determinación filosófica del concepto de Estado subsidiario garante del bien común público y guiado por la justicia social. Esa idea se desarrolla en la doctrina social de la Iglesia Católica. Básicamente, la subsidiaridad consiste en que el Estado no debe hacer lo que pueden hacer los particulares, fomentando la actividad económica o disminuyendo su marcha para evitar situaciones inicuas. El bien común público es el fin al que debe tender el Estado para el bienestar y progreso de los habitantes y sobre eso se expresó el Papa Pablo VI en la encíclica "Populorum progessio". Y Argentina lo reconoció legalmente mediante la clausula de progreso del inciso 19 del artículo 75 de la Constitución. La justicia social refiere al respeto por los derechos sociales, también reconocidos por la Constitución; no obstante, la justicia social en grado superlativo importa un valor permanente por el respeto de la dignidad humana y así lo manifiesta el Papa Benedicto XVI en "Caritas in veritate" cuando afirma que la caridad en la verdad es el don al que está llamado el hombre. Y además, que en el mercado se produce el encuentro de personas sin olvidar la función social que debe tener el tráfico de bienes y servicios en la relación de consumo. Por esas ideas puede observarse que la problemática de la política y de la económica es una realidad compleja, dicotómica e irreductible. Y así acusan los conflictos actuales en la Comunidad Europea, con los indignados de España y la crisis financiera en Grecia; sin olvidar a Estados Unidos, el centro del sufrimiento globalizado de la tecnocracia, cuestionada por una movilización de jóvenes residentes -muy pocos inmigrantes-, ocurrida en octubre pasado, en la gran manzana de Wall Street donde el Alcalde de Nueva York ordenó a la Policía desactivar el reclamo de presión fiscal a los brookers. En el país del Norte, el panorama de esa movilización quizá sea atendida por el Estado para guiar activamente a la economía y compatibilizar derechos económicos y sociales; y de ese modo, deberá buscar otro medio para financiar su figura de sheriff mundial, que permite que sus brookers tomen riesgos temerarios por el afán de lucro.En Argentina, el panorama del modelo progresista propuesto por el gobierno re-asumió el mandamiento moral del Estado en la participación de la economía. Más aún, con las medidas sobre el régimen impositivo en el comercio exterior y con la última medida referida a la compra-venta de divisas. Así, en una situación regular de mercado, el Estado no debería violar el principio de subsidiariedad. Además, debería inclinarse a una economía de base ancha que diversifique las actividades productivas de sus agentes económicos, quienes deberían esperar nuevas medidas en las que el Estado consolide su participación como actor de la economía; sin olvidarse de la oportunidad de afianzar el nodo de exportación de oleaginosa y paulatinamente agregar valor a esos productos requeridos por la comunidad internacional, principalmente, por China.
(*) Investigación documental para la materia Seminario de Reflexión Jurídica y Ciclo de Síntesis de la Facultad de Abogacía de la Universidad Católica de Santa Fe. Tutor del seminario: Profesor Ignacio Mendoza


Jorge Lucas CabralEstudiante de abogacía

lunes, abril 07, 2008

El derecho del enemigo


A mitad del camino de la vida no tan perdido me encontraba cuando descubrí la senda que tenía por errada. Al principio del sendero noté cosas de las que quizá en otro momento no me hubiera percatado. Un sujeto se me presentó como enemigo, nada más que tenía aspecto de buen tipo; él guió mi rumbo dentro de una manada de bestias embravecidas que eran arengados en pleno acto de gobierno,creo que era la conducta de gobierno para medir popularidad. Las bestias transpiraban; y las palabras de bipolaridad cargaban la idea visceral de que los que no están son enemigos. Creo que nada más diré de esa situación porque la imagen puede decir un poco más de cosas que las palabras que escriba. Para lo sucesivo queda la explicación del amigo y del enemigo.

viernes, marzo 07, 2008

Una noche en la altura

Luego de varios días a la espera de algo divertido una noche me sorprendió en la calle Jaén de La Paz, a 3800 metros sobre el nivel del mar. Las jornadas anteriores en el altiplano boliviano se esfumaron entre paseos de compras y recorridas en complejos turísticos. Esa noche fue algo curiosa: me encontré bailando una danza que desconocía por completo frente a unas 100 personas que, lógicamente, tampoco conocía. Sin deprimir a los presentes y subiendo sus estados de ánimo, poco a poco, los bailarines prepararon la escena para el acto principal.
Los endemoniados danzantes de El Alto paceño se vistieron con diversas túnicas para representar la diversidad de Bolivia, que tiene ríos en las alturas y playas en el llano. Y que también tenía tanto metal precioso que España podría haber construido un puente desde América hasta la península, según comentan Las venas abiertas de Eduardo Galeano. Y que tiene chaco, amazonía, coca y narcotráfico. Sin embargo, los bailarines cubrieron de energía indígena el tablado quizá sin saber nada de eso.
Transcurrieron los actos y tal vez pensé en quedarme a vivir para siempre ese momento. Pero decidí volver al mundo real, al material para contar la historia. Una noche en la altura: una historia demasiado material.

jueves, marzo 06, 2008

Inseguridad: ¿una sensación?

Un vecino de Posadas habla de inseguridad azotado por el tormento de no tener certeza sobre cuál será el futuro de sus bienes, o de su persona, si un buen día un ladrón entra en su casa. Un comerciante habla de inseguridad cuando otro delincuente entró en su negocio y se llevó todo cuanto encontró a su paso. Una madre posadeña habla de inseguridad cuando su hijo murió sobre el asfalto en un choque, o tal vez en un boliche. Un abogado de tierra colorada habla de inseguridad cuando las reglas de la judicatura a veces se cumplen y otras veces no. Un empresario extranjero habla de inseguridad cuando no quiere invertir en Argentina. Los amantes viven inseguros por temor de que su furtivo vínculo sea descubierto.
¿Qué mal es el que fustiga cruelmente a la sociedad cuando siente inseguridad? ¿Qué secuelas sufren los ciudadanos, estoicos contribuyentes de un Estado con superávit, por la falta de certezas que domina la cosa pública? ¿Qué no hizo la comunidad para que un ladrón sea lo que es? ¿Qué dejó de hacer esa madre para que su hijo muera sobre el asfalto? ¿Qué dejó de hacer ese abogado para hablar de inseguridad jurídica? ¿Qué dejaron de hacer los encargados de negocios de Argentina? En definitiva, ¿qué dejó de hacer el gobierno para que Argentina caiga en el desconsuelo de ya no ser? ¿Los amantes, acaso, dejaron de lado sus votos y principios por amor?
Una sensación dice al comprador de una boleta de lotería: “hoy sacas el premio gordo”. Un peinado refinado o audaz genera sensación en una fiesta; también unos hermosos ojos negros generan sensación en esa misma fiesta. Por tanto, ¿se puede decir que se tiene una sensación cuando sucede algo malo? ¿El vecino de la víctima de un robo seguido de violación tiene una sensación de inseguridad? ¿Ese vecino tiene miedo? El miedo, lectores, no es una sensación; simplemente es una perturbación y como tal genera inseguridad, que en ese nivel se transforma en inseguridad psíquica por la angustia y la posibilidad de sufrir.
En el orbe del pensamiento aristotélico, la verdad es igual a la adecuación de la cosa al intelecto. Y si se parafrasea a Juan Domingo Perón se podría decir que la única verdad es la realidad. Sin embargo, eludiendo el debate sobre las profusas posiciones doctrinarias que existen respecto de qué es la verdad, se puede decir que aquí, hoy y ahora la inseguridad es una realidad más que una sensación. Y no se trata de análisis diferentes de la realidad. Por lo tanto, la inseguridad es una realidad verdadera y no una sensación. Y la pregunta, más que un estilo literario, sigue siendo necesaria: ¿qué hace ese representante de los misioneros en contra de la inseguridad en todos sus aspectos?, ¿qué hace la Policía en la lucha contra el delito?, ¿qué puede hacer la comunidad para luchar contra la inseguridad y, específicamente, contra el delito, contra la inseguridad vial, contra la inseguridad jurídica y comercial, contra la inseguridad sanitaria? ¿Qué hace ese representante del sector tabacalero y yerbatero para evitar la inseguridad de sustento de los trabajadores de ese sector? Los vecinos de la ciudad pueden luchar contra el delito previniendo situaciones de riesgo. Los trabajadores tabacaleros y yerbateros, por sus derechos, pueden luchar hasta verter sangre. Esa disputa es una batalla real, demasiado material. Ahora bien, mucho más importante debería ser la labor de las autoridades. Pero la pregunta sigue siendo una necesidad: ¿tienen las autoridades intención de luchar contra la inseguridad? ¿Hay vocación política de luchar con la inseguridad? En materia vial, una cifra de más de ocho mil muertos en accidentes de tránsito durante 2007 en todo el país no demuestra la voluntad de luchar contra la inseguridad vial. En materia de delitos contra la propiedad y las personas, no hay cifras aportadas por el ministerio de Justicia y Seguridad de la Nación. Tampoco por Misiones hay cifras. En materia de inseguridad sanitaria, tampoco hay datos oficiales pero se puede observar la realidad de las personas que atormentadas por el miedo de padecer el mal de la fiebre amarilla intentan vacunarse y cientos de veces no lo consiguen. Así es simple hablar de una sensación en un Estado de Derecho donde la seguridad jurídica parece tan vapuleada por las espurias prácticas de la maquinaria política corrompida por el narcotráfico y todo tipo de inseguridad, que a esta altura pareciera ser la única realidad.