martes, octubre 02, 2007

Destra e siniestra (De Derecha a Izquierda)

La razón y significado de la discusión política por estos días en Argentina está centrada en la determinación de qué grupos representan ideas de derecha o izquierda. De ese modo, el arco opositor del Poder Ejecutivo (que no es la totalidad del gobierno Federal, sino sólo un tercio de él) se conforma desde la centro-derecha con Lavagna, Macri, Sobisch y otros para trasladarse a la centro-izquierda con las prácticas como las de Carrió. No obstante, la distinción entre la díada, para los jóvenes, pasó a ser una cuestión del siglo pasado.
La distinción entre izquierda y derecha es una pelea del siglo XX; en cambio, la confrontación actual de los jóvenes del siglo XXI es la determinación de quiénes están a favor de la libertad, el pluralismo y la tolerancia.
En ese marco, se observa la figura de la senadora, primera dama y candidata a presidenta de los argentinos, Cristina Fernández de Kirchnner. Es una mujer con reconocidos problemas psicológicos quien, además, pareciera que su libido está ubicada en la detentación del poder. Una mujer, que como candidata a ocupar la Jefatura de las Fuerzas Armadas de la Nación, tiene fobia por todo aquel que vista un uniforme y que, seguramente, seguirá con el proceso de desarme de las Fuerzas Armadas, cosa que pone de manifiesto el poco interés por la Seguridad Nacional. Una dama que no se abre a la prensa a manifestar sus ideas ante la presencia de algún periodista.
Ella sólo tiene voceros de prensa que dicen lo que ella quiere. Como primera dama genera la polarización de la sociedad argentina con discursos agraviantes.
Ella es quien obtendrá la mayoría de los votos provenientes de un sector que no conoce. Un sector que no tuvo acceso a su lanzamiento de campaña en el Teatro Colón. Está probado que conforme baja el poder adquisitivo de una persona, en la Argentina, es donde ella gana. Y gana gracias a su marido que reparte planes de beneficio social por doquier. No porque ella tenga una vocación de bien común público.
En todas esas actitudes no hay libertad. No hay pluralismo. Tampoco tolerancia. Lo único que hay es un enarbolar de la izquierda setentosa de la que la senadora pretende sacar rédito político. Por tanto, ¿se puede sostener una discusión del siglo pasado? No, no se puede.
Los jóvenes del siglo XXI deben precisar el contenido que tienen cada una de las ideologías y propender a la tolerancia, contra el autoritarismo; a la libertad, contra el aprisionamiento de las ideas; y al pluralismo,contra el agravio y polarización de una mujer con una patología psiquiátrica. Sólo de ese modo, el Siglo XXI será joven.

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